La ruta del pelo rosa

Lovely Planet
_mg_9072

Me propuse encontrar «El mejor rosa del mundo». Lo busqué por Italia, Alemania, Luxemburgo, Francia y Holanda. No saben lo que descubrí…

 

Como cualquier fantasía, la del pelo rosa también se esfuma. La mayoría de las veces ni lo notás, simplemente volvés a descubrir tu color de base en dos o tres lavados. Aunque después de ¡tres! años puedo decir que le encontré la vuelta, secretamente siempre guardé la esperanza de dar, en algún rincón del mundo, con pigmentos mágicos que me permitieran no tener que pensar en el rosa al menos unas cuantas semanas. 

Esta vez, con un viaje de dos meses en puerta, decidí que en lugar de put#r por tener que mantener la fragilidad del “champagne rosé”, la convertiría en una excusa para divertirme más. Orgullosa de la excentricidad, me propuse visitar en diferentes ciudades, casas especializadas y prestar mi cabeza para probar los rosas que me recomendaran por el mundo. Este podría ser un post publicitario pero no lo es. Es parte de mi honesta militancia rosa. Italia, Alemania, Luxemburgo, Francia y Holanda formaron parte de La Ruta del Pelo Rosa. ¿Cuál fue la mejor? ¿Con cuál me quedé? Y lo más importante ¿Qué cosas descubrí en el medio de la Pink Parade?

Reforcé el rosa antes de visitar los castillos de la Romantic Strasse en Alemania

Flores, castillos y pelo rosa. Mezclé todas mis fantasías en la Romantic Strasse de Alemania

Italia

Aterricé en mi primer destino, Roma, con 40 grados. Antes de decidir escaparme a pueblos costeros del mediterráneo, usé mis pocas horas en la ciudad para meterme en la primera casa de peluquería que encontré en Trastevere. “Quiero el mejor rosa del mundo”, le dije a la vendedora. No se por qué no se rió. Se dió vuelta y se fue entusiasmada a buscarme un producto. Volvió con la “leyenda” de los Fantasy Colors. Me trajo la Manic Panic, una tintura yankee de la que había oído hablar en Argentina pero que nunca había probado. Feliz, la metí en la cartera y me fui corriendo a Roma Termini, a tomar el tren hacia La Spezia. En el viaje, leí las indicaciones y mi voluntad fue testeada con la primera prueba. Había que aplicarla después del shampoo, como si se tratara de una crema enjuague, pero a diferencia de la que uso siempre, la argenta Issue, debía dejarla en mi cabeza al menos cuarenta minutos. Bajón. NADA menos práctico que tener que agendar una hora para tunearme el pelo en un hostel. Tenía una misión, quería escribir este post y estaba comprometida, asi que lo hice y resulté rosa rosa. El color era intenso, brillante, precioso pero no muy económico. Mis cálculos mentales empezaron a correr en cuanto vi los resultados. Si, era linda pero la Manic Panic me había salido 10 euros. La argentina me salía menos de la mitad. El único sentido de gastar ese tiempo y dinero en una tintura era que durara mucho. ¿Duró?

No. No duró nada. La culpa en parte, fue mía. En parte, fue de Italia. Verán por qué.

#PinkHair directo al #BlueOcean

A veces en la vida hay que elegir ¿#PinkHair o #BlueOcean?

Todo eso que se dice sobre la buena vida en la costa mediterránea es verdad. Creo jamás, en la cabeza de ningún tano de la zona, puede haberse cruzado la idea de dejar de disfrutar algo para cuidar su apariencia. Al contrario. A mi alrededor, las italianas se paseaban sin depilarse y la gente se mostraba casi desnuda por los pueblos mientras comían pasta y alcauciles. Los italianos hacen un culto de la belleza, pero no es impostada. Sus valores estético están en consonancia con sus vidas. Ahí tomé consciencia de que ciertas modas sólo pueden sostenerse con una rutina ultra urbana y artificial, como la mía en Buenos Aires ¿Iba yo a perderme la exuberancia de la Dolce Vitta? Claro que no. No  importa que tan bello resultara el rosa en mi pelo, mucho más bello era el azul de ese mar. La cabeza fue lo primero que metí cuando decidí lanzarme de lleno a nadar en las playas de Monterrosso al Mare. ´Ma que me importa el rosa!

En días me encontraría con Nicky, otro Pink-Haired, que seguramente podría darme consejos para revivirlo.

Alemania

Llegué a Germany con un diagnóstico previo ya hecho. Y muy bien hecho. Nicky, gran amigo y mi anfitrión en Köln, tenía el pelo teñido de rosa hacía algunas semanas. Y de un rosa que no se le iba más. “No lo dudes, probará el Directions”, me recomendó. Así que mi primer salida en Köln, fue buscar una tintura  y seguirlo a él…

El frasquito, que era bastante más chico que el Manic Panic,  también me salió 10 euros. Cuando la vendedora casi se niega a vendermelo, supe que había llegado a Alemania. Ella era LA experta (todo allá está mega especializado) y su veredicto era que mi pelo no estaba lo suficiente decolorado para tomar ese color. Esa compra terminó en discusión porque a pesar de lo que ella decía, si ya lograba ser rosa con la Issue ¿por qué no iba a lograrlo con esa?

Me compré Pastel Pink ( y Estaba a full… en este videito) pero odio decir que la especialista alemana tenía razón (como la tienen todos los especialistas alemanes). No me tomó casi nada. Volví al negocio por el Tarnation. Ella me miró con la cara de sabelotodo, una expresión, al parecer, universal. Dijo que ese tono sí tomaría. Efectivamente tomó, pero hacerlo fue poco práctico. Tanto era el énfasis de las instrucciones en el riesgo de manchar “de manera irreversible” cualquier cosa que tocara, que para colocarlo salí de la ducha, me puse guantes y recé un padre nuestro. Finalmente no manchó tanto, no fue tan grave y tampoco duró más que la mía. El resultado era lindo pero ya no quise ver a esa vendedora de vuelta.

Rosa camino a Dusseldorf

El Tarnation de Directions fue hermoso mientras duró. Camino a Düsseldorf

Luxemburgo

No  había pensado en Luxemburgo como una parada capilar, pero supongo que por su cercanía a Francia (y porque es el país con el PBI más alto por habitante en el planeta) me encontré con tres casas de productos para el pelo por cuadra.  “Dreamy Pink” me recomendó esta nueva vendedora, mucho más simpática que la anterior. “Pero andá chequeando qué color toma”, me dijo. Confieso que no reparé mucho en eso. Esa noche, entusiasmada, corrí al hotel no solo con la tintura en la mano, sino también con pincelitos y cacharrito para mezclarla con el decolorante suave que incluía. El asunto era más serio ahora. Al otro día llegaríamos  a París y yo quería estar bien rosa y ponerme un vestido para encarnar mi fantasía francesa  (¿acaso ustedes son maduros en todos los aspectos de sus vidas?).

Pale Pink en el mundo medieval

Pale Hair en el mundo medieval

Lo primero que me desconcertó fue que tanto el líquido decolorante como la crema colorante fueran blancas ¿Y el rosa dónde está? Hice un acto de fe, me lo desparramé por la cabeza y voilá! al entrar en contacto con el aire empezó a virar al dreamy pink prometido. Golazo.

Como durante todo el viaje seguí trabajando, decidí aplicarme el color justo antes de empezar una entrevista telefónica. Estaba agotada, eran las doce de la noche allá (y las siete en Buenos Aires) pero arranqué la entrevista encantada de aprovechar bien el tiempo. Pocos minutos después de comenzar la charla, decidí chequear el color. Me miré al espejo y de pronto descubrí que  ¡El pelo me estaba virando a morado! Mi cabeza se estaba tornando color moretón. De un flash recordé la recomendación de la vendedora y  entendí que a medida que el aire oxidaba  la tintura, esta se hacía más y más oscura. Tenía que sacarla de mi pelo YA.

En un acto de desesperación, puse el celu en altavoz e hice la entrevista con la mitad de la cabeza metida abajo de la canilla. Mi entrevistada no lo notó pero mi compañera de habitación sí. Fue más difícil contener la risa que hablar dada vuelta en una piletita.  Me dio escalofríos pensar en cómo podía descontrolarse esa cremita. Llegué a París algo violácea después de lavarme no se cuantas veces en Luxemburgo. El veredicto fue un rotundo NO a ese producto de Wella.

Francia

¿Cómo podés perderte de conocer París?

Bueno, básicamente, entrando a Monoprix. ¡Es imposible salir de ahí! Pisos y pisos de cosméticos, cremas, tinturas y …¿vibradores?

Bienvenidos a la última tendencia europa: vender vibradores en donde sea, disfrazados de personajes, de «smile makers», de patitos, sirenas…

De pronto la ruta rosa se puso roja. Jamás pensé que tinturas y chiches sexuales podían coincidir con locales de belleza. Esto fue un hallazgo que me distrajo…¡demasiado!

El francesito tenía forma de…¡baggette!

Gracias a mis nuevos amiguitos franceses, me olvidé POR COMPLETO de buscar la Loreal Paris Pink . Si si, lo que leen. Me olvidé de buscar una de las máximas exponentes de las tinturas rosas. Y no sólo olvidé eso. Sumergidas en el mundo Monoprix, con mi amiga olvidamos también que originalmente estábamos yendo camino al Museo de fotografía que ese día abría gratis. Cuando llegamos…¡Ya había cerrado! Amagamos con volver a Monoprix a buscar la tintura rosa al día siguiente, pero nos dio terror perder otro día en París atrapadas en el mundo de fantasías ahí adentro. No me enorgullece confesarles que esta se las debo. Aunque gracias a este choque, empecé otra ruta que voy a revelarles pronto. Tendré que volver a Monoprix…

paris

Oops…colgué

Holanda

Holanda es el país de la libertad. A nadie le importa nada. En Amsterdam por ejemplo, en las casas no hay cortinas: la gente piensa que no hay nada que esconder y no les importa si estás viendo. En lugares tan flexibles y creativos, las actitudes siempre terminan reflejadas en estéticas hermosas.

Entre tanto Sex Shop, cabaret y coffee shop, no se cómo recordé la ruta rosa. Pero lo hice. En alguna casa de belleza me reencontré Ion Color Brillance en Amsterdam. Fue un reencuentro feliz.

Ion es una crema con color que había probado en Chile (¡la globlalización!) pero que está fabricada en México en base a una formula italiana. Ion es un sueño. El precio está perfecto (casi seis dolares), y tiene cuatro pro irresistibles

  1. El pomo rinde al menos 4 aplicaciones
  2. Es super práctica de aplicar (se pone en seco)
  3. No importa cuánto tiempo te la dejes, queda pastel
  4. No arruina el pelo

Tiene, sin embargo, un GRAN contra;  no se consigue en Argentina. Lo más cerca que la tenemos, es Santigo de Chile, en InterSalon, que dicho sea de paso, es la gloria.

Pero a esta altura del recorrido, debo confesar que las tinturas me tenían algo cansada. Mi radar se había desviado por completo a lo que sucede con el Sexo en Europa. Voy a escribir pronto sobre eso. Habiendo agotado la cuestión rosa, me pareció hora de emprender otra investigación.

Back en BA

Ahora, de vuelta del trip, cuando alguien me pregunta por las tinturas rosas, no le doy mucha vuelta. No les digo que se vayan a Italia, Alemania, Luxemburgo, Francia, ni Holanda. Si tienen a alguien por Santiago de Chile, pidan que les traigan las Ion. Si no es así, vayan a Farmacity y aprendan a sacarle provecho a la Issue que después de todo, no está nada mal.

Si deciden esto último, esta es la que va

Issue Crazy Fuxia o Bubble Gum Pink

MI modo de aplicación: Mezclo una cucharada sopera de pigmentos en 250 gramos de baño de crema (o crema enjuague) BLANCA, es decir, sin pigmentos previos. Lo uso todos los días después del shampoo. Lo dejo pocos minutos y manoseo (!) bastante.

Dicho todo esto, y como se imaginarán, luego de hacer La Ruta del Rosa, me cargué información mucho más valiosa para chicas, que colores de pelo. Si, parecía una gran idea, pero surgió otra mejor. Stay tuned. La Ruta que se viene vale la pena…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s