En Madrid, decir piropos pasó de ser “pintoresco” a ser “cutre” y la calle dejó de ser un terreno hostil. Esto es lo que una madrileña me enseñó sobre ese proceso de transformación.
En Madrid, decir piropos pasó de ser “pintoresco” a ser “cutre” y la calle dejó de ser un terreno hostil. Esto es lo que una madrileña me enseñó sobre ese proceso de transformación.