Mi review para Rolling Stone
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Finalmente, ayer por la noche, Buenos Aires recibió a Dua Lipa con un sold out absoluto, una reventa a precio triplicado y una horda de corazones rotos en la puerta de Vorterix, intentando escuchar algo de lo que sucedía tras las pesadas puertas. Hubo mamis y papis en vilo por los empujones en la espera y una efervescencia digna de la maquinaria de Cris Morena que se expresó en el modo en que sus fans cantaron los hits de Lady Gaga y Katy Perry que sonaron antes del show. De alguna forma, la elección de esos hits adelantó la definición completa de la propuesta en vivo de Dua Lipa: un juego totalmente seguro.
Y es que la nueva joya del pop británico parece hacerlo todo bien. Canta bien, muy bien de hecho, suena bien y se mueve exactamente como todas las chicas quieren moverse, usando el tipo de ropa que todas las chicas quieren usar (“para salir”). Su mismísima administración de la sexualidad en escena no incurre, como nada en su propuesta, en absolutamente ningún exceso, pero tampoco es ninguna falta.Todo en ella es perfectamente apto para padres acompañantes y llega a ser absolutamente encantador, como cuando manifiesta su constante preocupación porque todos la estén pasando bien. El problema de tanto encanto es que no libra margen para nada sorprende.
Versiones idénticas a la de estudio de hitazos como “Be the One“, “Hotter than Hell” y “Blow Your Mind (Mwah)” cumplen, pero no dignifican y probablemente desperdicien potenciales ocultos como el de su asombroso director musical, William Bowerman, presente en su formación en vivo como baterista. Bowerman, quien supo lucirse al mando de los proyectos en vivos de bandas como La Roux, logra pasar completamente desapercibido en el aura impecable pero fria y automatica que envuelve a la cantante, sin guiños a otros géneros, mashups ni sorpresas enriquecedoras. Esto, que hace muy muy felices a quienes buscan encontrar exactamente lo que había en un disco, imposibilita cualquier filtración de ese algo extra que promete el aura de alternatividad que misteriosamente se asocia al nombre de la cantante. Puede llegar incluso, a decepcionar. Aun así, cabe decir que en su primera encuentro con Buenos Aires, Dua Lipa no parece haber decepcionado a casi nadie.