¿Por qué estos zapatos trashy con folklore porno son los mejores amigos de una bailarina de pole dance?
Hacía poco tiempo empezaba a entrenar pole y apenas empezaba a acostumbrarme a mirarme en el espejo bailando semi desnuda cuando Luz, mi profesora, abrió un inmenso bolso y mientras sacaba zapatos de prostituta, hizo el anuncio. Bailaríamos sobre quince centímetros todas esas coreografías que apenas podíamos hacer descalzas. Pensé en irme. No era algo moral, era algo vital: me iba a matar. Pero cuando la escuché asegurar con plena convicción de que lo que pedía era posible gracias al estilo de zapatos que usaba, hice algo que no me cuesta demasiado: ir del miedo al entusiasmo, de la resistencia, a la intriga. Y me los puse.
Les presento a los Pleasers
No se cuántas mujeres pueden resistirse al vértigo de unos zapatos tan encantadoramente vulgares. Yo no puedo. Lo trash me puede. Y como siempre que intuyo un concepto de algo, quise profundizar.
Los diseñadores de los Pleasers no improvisan, hacen «zapatos para estilos de vida alternativos, para demandas extraordinarias y no convencionales». La marca tiene pocos años pero ya está consolidada en los principales circuitos de «bailarinas exóticas» entre las que sobresalen las stripers de Las Vegas. Artistas de burlesque, stripers, dragqueens y fetichistas son también parte de su target. Pero no es solo el diseño nasty, trashy, kinky lo que los caracteriza, su funcionalidad es lo que los convierte en el iphone de los zapatos porno (?). Su doble costura, gomas antideslizante y la liviandad de sus materiales los hacen super confortables e imposibles de lastimarte aunque bailes horas.
Hoy puedo hablar con bastante autoridad (!). Me probé casi todos los de Luz en pocos meses. Los bailé, las fotografié, me los miré puestos desde todos los ángulos y finalmente los dominé. Llegué incluso a tener bajo mi custodia por un largo tiempo sus primeros Pleasers, los zapatos con los que entrenó para sus primeras competencias antes de consagrarse campeona argentina, latinoamericana y subcampeona mundial. Te Ella me los prestó para los ensayos de Oh L´Murz, mientras yo me volvía loca para burlar la aduana y conseguir ingresar mi primer par. ner esos zapatos, que hoy están destruidos, fue para mi como tener los botines gastados de Maradona, un signo de buen augurio.
Mientras venían los mios, me dejó tunear los suyos como quisiera. Y yo les hice esto
Y también esto…
Con la ayuda de amigos viajeros y después varios intentos fallidos, finalmente di con el sistema de Amazon de envíos a lockers abiertos las veinticuatro horas del día (¿sabían que esto existía?) y los hice enviar a Manhattan, donde una amiga los retiró.
Cuando los busqué de la casa de mi amiga estuve cerquisima de perderlos. Esa noche me robaron la cartera quince minutos después de dejarlos en casa. Mientras el ladrón se subía a la moto y huía, yo saltaba de alegría por haber tomado la decisión de no llevarlos conmigo a la cena. El dni, la tarjeta de crédito, la de débito y las llaves de mi casa tendrían su reemplazo. Esos zapatos no. Hay proyectos que te trastocan las prioridades.