Hace unos días cumplí mi primer año como rubia champagne rosé (pretenciosa!). Lo hice por unos días, para filmar el clip de Topless pero ya nunca más me lo quise sacar. Estas son las cosas que descubrí luego de decidir convertirme en Jem.

1 ♥ Los nenes y especialmente las nenas, te saludan por la calle como si fueras un personaje de Disney. Este fenómeno llega a su pico si te exponés a salidas puntuales durante periodos cruciales. Por ejemplo, si durante las vacaciones de invierno viajás en la linea de subte D, que contiene en su trayecto destinos como el Zoo. Ahi te vas a dar cuenta que nadie mejor que los chicos para entender la fantasía que te hizo elegir ese color. Van a mirarte, a saludarte, a preguntarte cosas. Ellos creen que sos La Sirenita. Y es perfecto, porque vos también lo creés.

2 ♥ Los adultos piensan que te drogás. Parece que en el mundo de los grandes nadie cree que estás decisiones se toman en estado de sobriedad. Eso hace que en las fiestas y en ciertos circuitos, mucha más gente te ofrezca sustancias y te pida sustancias. Definitivamente, no le recomendaría este tono a alguien en rehab.

3 ♥ Las viejas te hablan. Te dicen cosas lindas en general. Te cuentan accidentes capilares: «el día que quise hacerme negro pero me quedó azul», «el amarillo que viró a verde» y «el rojo que fue naranja». Creo que reconocen que vamos a ser muy como ellas en el futuro, así que estas son mucho más que simples conversaciones, son guiños esotéricos entre dimensiones temporales.

Mis vecinas le prestan mucha atención al pelo

 

4 ♥ Si viajás a otras ciudades, corrés el riesgo de volverte exótica. Olvídate de los monumentos, del hermoso océano y de la colorida peatonal, en algunos lugares, ser audaz capilarmente es merito suficiente para que la gente te de a sus hijos en brazos y te pida decenas de fotos.

 5 ♥  Los primeros meses, bañarse es un infierno. Hasta que aprendés a mantener el color, tenés que ser fuerte y afrontar esta etapa. Es el momento en que ves cómo tu presupuesto en peluquería se diluye literalmente sobre tu cuerpo con cada ducha. Y en dos no queda nada. Chau Cotton Candy, chau

6 ♥ Te volvés una experta en química. Yo aprendí por ejemplo, que las moléculas de los colores sintéticos son más grandes que las de los colores «naturales», lo que hace que les cueste entrar más a la fibra capilar. Para lograr un buen color entonces hay que dilatar esos poros con ciertos procesos. Pero ojo, porque hay que compensarlo rápido para que no quede escamado. Para eso, nada mejor que el ionizado que es un proceso a través del cual los iones…(podría escribir toda la tarde)

7 ♥ Una ducha se convierte en un trabajo de investigación. Te la pasás probando proporciones de tintura y shampoo, de tintura y crema de enjugue, de tintura y baño de crema, de tintura y agua, de tintura y tintura… Sos capaz de salir de la bañera, y conectarte para volver a consultar ese foro donde alguien aseguraba haber encontrado la formula que hace durar el color.

8 ♥  Aprendés qué se siente bañarse 11 veces seguidas… porque se te fue la mano con las proporciones y en vez de pale pink ¡quedaste fuxia! ¿Cuántos litros de agua se necesitan para borrar esto?

De rosa champagne a …¡rosa fresita!

 

 9 ♥ Nunca más vas a disfrutar de la pile o un día de playa sin sentir cierta culpa. Tiene sentido. ¿Tanto laburo para echarlo al cloro? ¿Exfoliarlo con sal? Vas a coquetear con la idea de evitar todo contacto con el verano, pero no lo hagas: luego de un clavadito corré con todas tus fuerzas a una canilla y enjuagalo con agua normal. Sirve.

«Dale dale que se nos va el color» – con esto me estresé filmando el clip de Topless

 

10 ♥  Sentís una extraña complicidad con otras chicas con pelos de colores. Es estúpido, infantil, ridículo, pero entre colored hair girls (?) se genera una camaradería tácita que se afirma al descubrir en seguida que tenés tema para hablar por horas: ¿Y vos cómo te lo mantenés?

Nos hicieron una nota para el Suplemento Sábado de La Nación y flasheamos amigas para siempre.

 

11 ♥ Repelés  a cierto tipos de hombres. Las apuestas jugadas generan riesgos jugados. El riesgo de esta es saber que algunos chicos (especialmente los oficinistas opus-deiosos fanáticos de la heteronormatividad exacerbada) van a preferir cruzar la calle al verte venir. No significa que no te darían, ojo, simplemente que te miran como una puta un»problema a evitar» ¿Quién los desea anyway?

12 ♥ Otro tipo de hombres, va caer a tus pies 😉

 

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